Identidades sexuales y privatización del cuerpo.

Estas notas fuerón elaboradas conjuntamente con Elena Pilcher, y fuerón presentadas en el «Curso de Autoformación Política, Sexópolis: Construcción de lo común, diversidad sexual y confluencia de activismos», el Viernes 15 de Marzo de 2013. Puedes escuchar la sesión a partir del minuto 18.

Presentación

Lo que hoy presentamos son las lineas fuerzas de una investigación abierta que llevamos realizando de modo informal cerca de una año, y que en los últimos meses hemos empezado a formalizar.
Primero explicar realities (saga shore) y qué es lo que vimos ahí? ¿Qué es lo que nos preguntamos viendo los realities? ¿Qué observamos ? ¿Qué reflexiones nos ha provocado?
¿De donde nos viene esta inquietud? Una línea fuerza fundamental es la comercialización de los cuerpos a través de los realities, ya que lo que se acaba vendiendo en los shore, además de música son cuerpos y sexo en sus diferentes intensidades (trabajo sexual). Y fue a partir del visionado de estos realities y de algun otro, y nuestra pasión por los estudios culturales, desde una lectura crítica, con perspectiva de género, de clase también, que nos fueron saliendo determinadas preguntas sobre las identidades sexuales proyectadas ahí y otras que tenían que ver más con nuestras vidas.
Muy sinteticamente podríamos decir que lo que se trata es de falsar, mediante el análisis crítico político de la cultura popular, la hipótesis de las mutaciones sociales en la era farmaco-pornográfica.
Voy a empezar comentando de dónde surge esta charla y las reflexiones que queremos compartir con vosotras.
Fue a partir de ver el reality saga shore, ¿Qué es lo que nos preguntamos viendo los realities? ¿Qué observamos ? ¿Qué reflexiones nos ha provocado?
Aunque hablemos de estos de estos realities como punto de partida para plantearnos ciertas cuestiones, no nos queremos ceñir a ellos de forma exclusiva.
¿Qué se vende en este tipo de realities?
Además de música (pues están en una cadena que se dedica a esto) básicamente lo que se vende son cuerpos y sexo (bajo diferentes formas) y formas de vida (widos, widettes, geordies y tetes y tetas), el cuerpo y la fiesta. Cuerpos semidesnudos y trabajados (en su mayoría) en el gimnasio.

Las preguntas que nos hacemos son ¿Qué trabajo sexual se vende? ¿Que trabajos se realizan? ¿Que relaciones se mantienen?
La heterosexualidad, las relaciones hegemónicas que se manitenen son hiperheteresexuales.

Pero ¿cómo se declina esta hiperheterosexualidad en relación a la heterosexualidad clásica? Esto es lo que denominamos: ur-heterosexualidad.
Aunque aquí hay que señalar que en todas las ediciones las chicas se han liado con otras chicas (en Jersey Shore lo llaman estar lesbiónica).

Algunas cosas que nos parecen interesantes:
Un Cuerpo masculino, hiperartificial ya que se consruye sobre todo con muchas horas de gimanasio.

El Cuerpo como vector central de explotación para conseguir provecho ya sea en forma de sexo o de renta.
Con todas estas transformaciones ¿cómo se recomponen las identidades y relaciones

¿La crisis y las transformaciones de los modos de producción capitalistas? (devenir mujer del trabajo, feminización, sobre todo en relación con el cuerpo como centralidad de producción de plusvalor (beneficio), servicios, afectos, intermitencias en el mercado laboral,… )

Ante esta feminización de las masculinidades, ¿cómo se fundamenta ésta última?

Hipótesis

No hay que entender lo que exponemos como la exposición de una tésis cerrada sino como la presentación de una mapa problemático, un conjunto abierto de hipótesis a falsar empíricamente.
El objetivo de nuestra ponencia es registrar críticamente, a través de un conjunto, que consideramos sintómatico, de manifestaciones en su representación en la cultura de masas, de un conjunto de mutaciones en las lógicas de las relaciones heterosexuales respecto a nuestro pasado reciente.
Nuestra hipótesis de trabajo es la siguiente: es posible registrar que, los modos en los cuales se habían declinado y estabilizado, desde la segunda mitad del siglo XX en adelante, los modos de racionalidad sobre los cuales se sustentaba la heteronormatividad dominante se encuentran y sus formas concretas de efectuación se encuentran en declive. Expliquemonos: lo que detectamos es un cierto agotamiento en los modos concretos en los que se habían estabilizada la composición e imaginación de los distintos ámbitos que ordena la heterosexualidad en el ciclo anterior.

Cuando hablamos de heterosexualidad hablamos de…

Entendemos por heterosexualidad como un modo de racionalidad estructurante de realidad. Por heterosexualidad no definimos ni un tipo de relación (la que liga sexualmente a las mujeres con los hombres y viceversa), ni un conjunto de relaciones (la de la reproducción con la alianza, la de los instintos con la carne, la de la alianza con los afectos, la sexuación con la identidad, los afectos con el sexo) como algo abstracto y de modo alguno atemporal, sino un conjunto en continuo de modos concretos, e históricamente específicos, por el cual, cada una de estas relaciones se relaciona y compone con las otras, una sobre otra, se encadenan y encabalgan, plegandose sobre sí.
Por eso decimos: la heterosexualidad es un pliegue.
Concebimos la heterosexualidad a esa linea de fuerza que se sobrepone y atraviesa todas esas otras fuerzas, campos, esferas, evidencias, las reune y las ata, las subsume y pliega unas sobre otras, de un modo históricamente específico.
Por ejemplo. Uno de los efectos más dramáticos de la heterosexuación normativa sobre el cuerpo masculino es la estrechez de los ámbitos donde es posible a uno expresar con normalidad afectos y emociones (lo que podríamos denominar las pasiones privadas del cuerpo). Si el cuerpo heteronormativo masculino es el dueño y señor de la esfera pública lo es al precio de que lo que allí se enseñorea es precisamente lo público de él. Las pasiones privadas del cuerpo masculino no tienen expresión en la esfera pública. Sólo en ámbitos muy restringidos, es posible para el el cuerpo heterosexual masculino realizar una expresión normalizada de estas pasiones que él contiene (en el doble sentido: que él posee en su interior y que él límita a su interior). Paradigmáticamente el interior de la relación de alianza y bajo otras condiciones los espacios de solidaridad masculina. Así se liga, en el cuerpo masculino normalizado, el campo de la expresión afectiva y emocional con el campo de la alianza. Se pliega en su interior.

Cuando hablamos de crisis hablamos de…

Pero ese modo como los distintos campos y evidencias (la evidencia de la pasión sexual por ejemplo, pero también la del afecto, la de la emocionalidad etc.) se componen entre sí, se ligan por una «pasión» secreta que las atraviesa todas y las compone de acuerdo a un orden, ya no es él mismo evidente. El orden, la razón o la pasión por la cual todos estos campos se interrelacionan y secretamente se comunican y atraviesan unos con otros se ha perdido y sólo funciona por defecto. Es un habito que sólo esgrime cómo justificación la cotidianidad, la habitualidad con la que se pega a nuestras pieles.
El pliegue se desfonda. Se deshilacha. Esa linea de fuerza ya no es capaz de atar con la fuerza de antaño aquello que mantenía ligado El pliegue se deshilacha y sus fundamentos (aquello que liga) aparece cada vez más como elementos separados, no conectados, dispuestos a ser ligados de otras formas.tica de los anormales)
El lazo se ha aflojado. La posibilidad de reconducir (por inhibición o por proliferación, por represión o alimentación) la multiplicidad de los devenires posibles, las multiples formas por las cuales es posible efectuar la composición de la relación entre todos estos campos, a una forma dominante (la heteronormatividad) declina. Y es precisamente estas otras fuerzas, virtualidades, devenires y composiciones posibles las que cobran fuerza, presencia e imaginación colectiva.

Masculinización del cuerpo sexual masculino

Hay un link con el trabajo sexual masculino, con la difuminación del espacio vida y trabajo.
En el sentido de que toda nuestra vida es puesta a producir, y la producción de valor atraviesa todas nuestras vidas (anque para nosotras no suele reportar ningún tipo de renta ni de beneficio).
Capitalismo postfordista/biocapitalismo: poner nuestras vidas a producir, cada vez más, los procesos sociales y todos los aspectos de nuestras vida se mercantilizan, pero sobre todo producen valor, y insertan en circuitos difusos de producción de plusvalor.
El conocimiento, los sentimientos y la experiencia acumulada en la vida extra-laboral se vuelven cada vez más claramente capaces de producir valor añadido.
De hecho aquí hay riesgo de Riesgo de autoexplotación: Hay veces que el trabajo parece menos trabajo.
Ejemplo: Lo que se vende en estos realities, como comentábamos al principio, es por un lado formas de vida (widos, geordies y tetes y tetas), Qué es? Cuerpos muy trabajados, muchas horas de gimnasio, bronceados, peluqiería los widos definen su vida como gimnasio, rayos y lanadería, salir de fiesta y ligar.
Este tipo de saberes no se adquieres en ámbito educativo y profesional formal, sino que son saberes de la vida (informal).
Devenir mujer del trabajo o la masculinización del cuerpo sexual proletario (una lectura somato-política del precariado).
El modo histórico (clásico) de enclasamiento de las mujeres se establecía en relación a dos elementos: el apellido y la belleza física. El cuerpo femenino proletario es un cuerpo sexual. La épica de la Cenicienta es en la cultura popular la expresión de la idealidad del asecenso social vía el encanto femenino (el caso fascinante de Anita Delgado Briones).
Por el contrario; precisamente en tanto que la diferencia sexual se expresa en el modo cómo se declina de modo diverso en los cuerpos sexuados como masculinos y femeninos las mismas condiciones sociales; el cuerpo masculino proletario no es un cuerpo sexual.

Antes bien el trabajo sexual para los cuerpos masculinos es un factor de desclasamiento (el trabajador sexual masculino desciende a los abismos del lumpen). Si la realidad proletaria es fuertemente corporal (puesto que la corporalidad es el soporte del trabajo productivo), en esta corporalidad obrera la dimensión sexual se encuentra ausente.
Precisamente una de las mutaciones que detectamos es una nueva realidad, en algunos estratos de las corporalidades proletarias masculinas, donde la sexualidad como vector de producción de plusvalor posee una dimensión inédita respecto al régimen precedente. El cuerpo masculino proletario se feminiza, y esta dimensión se convierte en tendencia.
Aclaración: esta feminización de la vida y el trabajo no se ha traducido en una valorización del trabajo ni una de las relaciones de poder, ni una caida en el dominio masculino.
Esto tiene que ver con cuestiones también materiales en el fondo,
¿Si se está feminizando la masculinidad?, entonces ¿en qué se fundamenta ésta ? ¿Y cómo se fundamenta la heterosexualidad? Ur-heterosexualidad (Vila Viñas 2012)
Si la vida se parece cada vez más al trabajo y el trabajo se ha feminizado ¿Podemos entonces hablar de una feminización de la vida?
Entonces, ante estas mutaciones comentadas, ¿dónde reside la masculinidad?¿qué es y qué define lo masculino?
Defino ur-heterosexualidad como una forma mutante de heterosexualidad que se presenta y performa a sí misma como primitiva, instintiva.

Aclaración: esta feminización de la vida y el trabajo no se ha traducido en una valorización del trabajo ni en cambio de las relaciones de poder, ni una caida en el dominio masculino
Entonces sería tb cuestión plantearse en el marco de estas jornadas de producción del común. Que siendo este devenir mujer del trabajo y esta difuminación de la vida trabajo, cómo podemos pensarlo desde el común para articular un marco de autogobienor de nuestras propias vidas y sexuliadades

La crísis económica como modelo

Si hicieramos el paralelismo con un proceso de crisis económica, los fenomenos que detectamos se situarían más bien en ese momento en que el agotamiento de un ciclo de acumulación, y sus modelos, no es todavía perceptible (no se han creado las condiciones sociales que estructuran la percepción de lo que esta sucediendo), y sin embargo este agotamiento comienza a manifestarse. Empeizan a hacerse presentes los síntomas que, en el caso de que la hipótesis de la crisis sea correcta, las narración a posteriori de los hechos, podría identificar y ordenar como los lugares donde comenzó a manifestarse. Los rendimientos comienzan a ser decrecientes, fracasan los emprendimientos, o estos no alcanzan los resultados esperados, etc. Pero en tanto no se ha hecho pública la crisis, este tipo de febómenos se viven y se capturan en términos de fracaso de las iniciativas individuales. Es uno el que fracasa (era un mal negocio, la inversión no era tan buena como parecía, etc.). Y sin duda es uno el que fracasa, pero fracasa también al confundir «aquello que ha fracasado» con la contingencia de sus circunstancias.
El drama es el siguiente: todo ese conjunto de relaciones, de esferas, de evidencias, mantiene su vigencia, pero sin cesar se disloca, se recompone. La heterosexualidad sigue estructurando la cosmovisión que explica como estos elementos se relacionan y encadenan y sin embargo, sin cesar, por doquier, estos elementos se fugan de dicho orden, se reordenan de formas ineditas, se componen de formas diferentes. Los hechos se oponen a la lógica que los ordena y se relaciona. De ahí el caracter esquizofrénico que detectamos latente en las heterosexualidades que describimos.

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