Tesis I
De la doctrina smichttiana hemos heredado una ontología política fundada sobre la par relacional amigo-enemigo. No obstante, dicho modo de presentación, como un par contrapuesto, crea la apariencia de encontrarse ambos elementos en un un plano de simetría que nosotras rechazamos como falso.
Como dos conjuntos igualmente substantivos de relaciones, confrontados a partir de la cesura que los funda.
Enemigo no designa postivivamente nada, relación alguna. Él designa más bien la ausencia positiva de relación.
Corolario
En casí todo lugar donde puedas encontrarlo, en el propio Smichtt como el peor de sus propios interpretes, todo desarrollo político del par amigo-enemigo, parece no haberse empeñado en otra cosa que la función de encontrarse enemigos. Sólo en Tiqqun hemos encontrado la posibilidad de salir de este escollo nihilista y avanzar hacía una teoría política de la amistad como máquina revolucionaria.
Tesis II
Sólo se discute con los amigos. Enemigo es a quien no tienes nada que decir. Con quien una carece de suelo común, de mundo compartido, a partir del cual poder decir en común.
El enemigo no habita otra realidad. El drama es de unas realidades que cohabitan en un mismo plano de existencia conformando mundos distintos. Entre mundo y mundo transcurren palabras, cuerpos y deseos. Pero entre mundo y mundo las palabras designan otras cosas, los cuerpos discurren de otro modo, los deseos se conforman en otro orden.
Tesis III
La experiencia fenomenológica del amor es la de un tender hacia. Cierto gusto, cierta inclinación hacia lo amado.
Corolario
Esto lo sabe bien quiénes se hallan divididos entre dos amores demasiado intensos. La experiencia de requesbrajamiento que los atrapa es menos la expresión de la incapacidad psicológica de repartir sus afectos, como la imposibilidad física de estar en dos sitios al mismo tiempo.
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